La transmisión oral como recurso histórico

HOMENAJE A LOS LEGATARIOS DE LA TRANSMISIÓN ORAL

Lucía Villaescusa Fernández. A.C. El Ponderal. lucia.villaescusa.fernandez@gmail.com

CITAR COMO:

Lucía Villaescusa Fernández.. 2023. La transmisión oral como recurso histórico Apuntes de El Ponderal 6: 5-6

DESCARGA EL PDF AQUÍ

Este es el cuarto año en el que incluimos un artículo-homenaje en estos Apuntes de El Ponderal, con el objetivo de dar visibilidad y mostrar nuestro reconocimiento a otras personas o colectivos que han sido partícipes del estudio y la divulgación de nuestra historia. Comenzamos en 2020 con el homenaje a la revista “La Voz de Hoyo”, pionera en la tarea de contar las cosas de Hoyo a los propios hoyenses; continuamos en 2021 honrando la figura de Alberto Clavero, que tanto ha hecho por la recopilación de los acontecimientos acaecidos en Hoyo de Manzanares; y seguimos en 2022 con las emotivas palabras sobre Charo Gómez, nuestra socia de honor, y desenterradora de pasados. Todos ellos han participado activamente en el proceso de búsqueda, recopilación y plasmación por escrito de datos sobre nuestra historia, palabra esta, historia, que nombra a la vez a la ciencia y al propio objeto de estudio de la misma. Se refiere, por un lado, a los sucesos acontecidos a un individuo o a una sociedad, y por otro, a la ciencia que estudia y expone, a través de un método, esos mismos hechos del pasado. Imposible que existiera la primera sin la segunda, sin los sucesos mismos, sin las vidas vividas, y menos aún sin sus protagonistas, sin los sujetos de la historia. Por ello, esta vez no podíamos dejar de homenajear a quienes hacen la historia, a quienes la viven, la retienen y nos la legan.

Podría pensarse, ingenuamente, que la historia es objetiva, que los acontecimientos suceden y su registro ecuánime constituye una verdad reproducible.  Sin embargo, la ciencia de la historia, se ha topado con el problema de la objetividad y la veracidad de sus fuentes, con el que ha intentado lidiar de distintas maneras según el paradigma reinante en cada momento. Así, pese a que ya los primeros historiadores, como Heródoto o Tucídides, introdujeron testimonios orales a la hora de narrar las guerras médicas uno y las del Peloponeso el otro, a partir del siglo XIX esta práctica cayó en desuso, considerándose este tipo de fuentes demasiado subjetivas, pasando entonces a depositar una excesiva confianza en la supuesta objetividad de la palabra escrita. Como si la escritura impusiese un halo de veracidad a su contenido, limpiando de cualquier impureza propia de los fallos de la memoria los acontecimientos por ella recogidos.

A mediados del siglo XX, estos supuestos comenzaron a cuestionarse a la vez que el propio objeto de la historia empezó a ampliarse. Ya no solo contaba la historia de los “grandes hombres”, los grandes protagonistas de la historia, sino que comenzó a darse voz a otros grupos, colectivos, mujeres, distintas clases sociales y realidades tradicionalmente invisibilizadas, mucho más representativa de la complejidad social e histórica. Este tipo de manifestaciones no solía quedar recogida en archivos ni documentos oficiales, por lo que el recurso a la oralidad se mostró idóneo.

Las críticas que se le hacen al uso de fuentes orales para el estudio de la historia están relacionadas principalmente con la falta de objetividad y los fallos de la memoria, así como la falta de representatividad de una persona o colectivo para cuestiones más generales (Mariezkurrena Iturmendi, 2014). Aquí es donde entra el papel del entrevistador o historiador, al que corresponde tratar los datos obtenidos y contextualizarlos correctamente hasta convertirlos en historia. Sin embargo, más allá de las limitaciones que pueda tener la historia oral, es innegable su valor como fuente histórica, cuyas particularidades la dotan de características únicas que enriquecen el discurso histórico, permitiendo incluir la sensibilidad y la conciencia del presente, que se perderían si la historia se escribiese un siglo después (Barela et al., 2009).

Escuchar y recopilar las historias de nuestros mayores, principales “portadores de la memoria”, evitará la pérdida de esos testimonios de quienes vivieron la historia de Hoyo, más importante aún en estos momentos en los que los cambios socio-económicos han transformado enormemente las formas de vida de los hoyenses. Desde aquí queremos agradecer a todos esos portadores de memoria, esas personas que han sido – y son- entes activos en la historia del pueblo y están siendo agentes activos en la recuperación de la misma al concedernos entrevistas, compartir anécdotas, recuerdos y fotografías con todos nosotros. Sin sujetos atentos, conscientes de su entorno, de las costumbres y de los paisajes, de los cambios y las transformaciones, no existiría esa transmisión oral que permite a las sociedades construir su pasado y conformar su identidad.

Referencias

En la Casa de La Ladera, la guardesa, María Concha Tato y sus hijas.
Archivo Municipal Signatura 23ALC

Deja un comentario