Hoyo de Manzanares en el contexto de la batalla de Brunete

Ernesto Viñas Constantino (evcos37@yahoo.es). Brunete en la Memoria

CITAR COMO:

Ernesto Viñas Constantino . 2021. Hoyo de Manzanares en el contexto de la batalla de Brunete. Apuntes de El Ponderal 4: 73-76.

DESCARGA EL PDF AQUÍ.

Julio de 1937 determinó un momento muy particular en el desarrollo de la Guerra Civil Española. Tras los sucesivos ataques fallidos a Madrid que tuvieron lugar entre noviembre de 1936 y marzo de 1937 (batallas de Madrid, de la carretera de La Coruña, del Jarama y Guadalajara), el alto mando sublevado se vio obligado a renunciar temporalmente a su objetivo inicial y primordial, que era el de dominar la capital. Asumiendo que la guerra sería más larga de lo previsto, Franco debió entonces optar por atacar el norte republicano, geográficamente aislado de la principal zona gubernamental y defendido por fuerzas menos cohesionadas y peor armadas que las existentes en el frente de Madrid.

En abril de 1937, el desplazamiento de varios cientos de kilómetros de las principales acciones bélicas fue coincidente con un notable incremento de las capacidades militares del recién creado Ejército del Centro republicano. Pocos meses más tarde, cerca del primer aniversario del golpe de Estado, en pleno proceso de consolidación de su carácter regular, esta fuerza ya contaba con tropas y armas que excedían ampliamente las meras necesidades defensivas de los frentes estabilizados creados alrededor de la capital, sobre la sierra y atravesando la llanura hasta Toledo. Aun así, lo que esa paridad o superioridad de fuerzas terrestres no podía evitar eran los bombardeos diarios que la artillería franquista realizaba sobre Madrid desde noviembre de 1936.

En ese contexto de necesidad urgente de auxiliar al frente norte y de aliviar el martirio diario al que era sometida la población madrileña hay que situar la génesis de la ofensiva republicana de julio de 1937, una operación que, de haber tenido éxito, perfectamente se hubiera podido llamar del levantamiento del cerco de Madrid. Sin embargo, el propio nombre de batalla de Brunete por el que conocemos a esta ofensiva ya nos indica que la misma tuvo un alcance mucho más limitado del previsto y fracasó en buena parte de sus objetivos tácticos, aunque sí logró en cierto modo el estratégico, al conseguir dar un mes largo de alivio al frente norte. Independientemente de sus resultados, lo que en el verano de 1937 se vivió al pie de la sierra oeste de Madrid fue una batalla feroz de 20 días de duración (6 al 26 de julio), librada inicialmente en dos sectores y luego en uno, y que pudo haber implicado a cerca de 150.000 combatientes de ambos ejércitos y a todas las armas disponibles en ambos campos, con una relevancia muy especial de la aviación y la artillería. Por el papel que tuvieron las máquinas de guerra, la de Brunete fue seguramente una batalla moderna, antecedente en varios aspectos de lo que sería norma en la Segunda Guerra Mundial.

Milicianos republicanos en un lugar no determinado. Biblioteca Nacional de España

El plan ofensivo republicano, creado en el Estado Mayor Central para ser llevado a la práctica por el mando del Ejército del Centro, contemplaba un ataque en pinza lanzado de manera casi simultánea desde el intervalo Colmenarejo – Valdemorillo y desde el barrio de Usera. Las fuerzas a cargo de ambas maniobras convergentes eran respectivamente el recién creado Ejército de Maniobra (7 divisiones repartidas entre los cuerpos de ejército V y XVIII) y el cuerpo de ejército de Vallecas (2 divisiones), a los que apoyarían toda la aviación, artillería, servicios y reservas disponibles. La concentración de los efectivos del Ejército de Maniobra (unos 60.000 hombres) necesitaba llevarse a cabo con el máximo secreto y discreción. De esta forma, el avance gradual desde las posiciones en los tres días anteriores al día D se hizo únicamente durante las noches, permaneciendo las fuerzas durante el día ocultas bajo las encinas y con prohibición absoluta de moverse, encender fuegos o utilizar vehículos. A diferencia del ataque que debía producirse en Usera, en la zona de ataque del Ejército de Maniobra no existía ni un frente bien fortificado ni fuerzas franquistas numerosas. La zona de Villanueva del Pardillo, Villanueva de la Cañada, Brunete y Quijorna era un sector fácilmente permeable si se evitaban los puntos de resistencia en los que la defensa era fuerte: básicamente los pueblos y ciertos puntos muy concretos y bien conocidos. La maniobra, que se debía basar en la sorpresa, la audacia y la aplicación de una superioridad aplastante en los sitios adecuados, estaba encaminada a alcanzar el asilo de San José (junto al actual barrio de La Fortuna, de Leganés) en el menor tiempo posible. Allí las fuerzas de la sierra debían encontrarse con las del cuerpo de ejército de Vallecas, aislando a los atacantes de Madrid de su retaguardia. Lo siguiente sería prepararse para resistir la segura respuesta del mando franquista desde el exterior, al tiempo que se derrotaba a sus tropas cercadas.

Entre los intensos preparativos que debió asumir el alto mando republicano para organizar esta ofensiva, tuvieron un lugar muy destacado los destinados a garantizar el abastecimiento (almacenes, vehículos y vías de comunicación) y los servicios de la sanidad militar a las unidades combatientes. Una vez lanzado el ataque, a lo largo del mes de julio será en relación a estas tareas donde encontraremos citado reiteradamente el nombre de Hoyo de Manzanares, un pueblo importante dentro de la retaguardia inmediata y que estuvo fuera de la zona de combates de la infantería, pero no de la zona de acción de las aviaciones alemana, italiana y franquista.

Los documentos y testimonios conservados nos permiten saber que en algún punto del término municipal de Hoyo de Manzanares fue creado un depósito de municiones de artillería. Ese centro abastecía los calibres 75, 105, 107, 113.4 y 155 mm y tenía capacidad para almacenar un mínimo de dos módulos de fuego (un módulo era el consumo diario de una pieza) para todas las baterías del Ejército de Maniobra. Sabemos también que para organizar el tráfico de los cientos de camiones, coches y ambulancias que utilizarían las carreteras próximas al campo de batalla fue creada la primera Comisión Reguladora de Carreteras de toda la guerra, que esta contó con dos batallones de fuerzas propias y que, de ellas, la 2ª compañía del 1er Batallón de Retaguardia tuvo su puesto de mando y base en Hoyo de Manzanares. Sus funciones fueron sobre todo garantizar la disciplina de circulación, que debía ser: en sentido único para evitar los atascos (letales bajo los bombardeos y ametrallamientos aéreos), con circulación preferentemente nocturna con las luces apagadas o veladas y, con respeto a las franjas horarias reservadas a los camiones de cada unidad. Una vez iniciada la batalla, el itinerario de entrada de los abastecimientos se realizaba desde Madrid a través del Pardo (hasta Torrelodones), mientras que el de salida y evacuaciones era: El Escorial – Galapagar – Torrelodones – Hoyo de Manzanares – Colmenar Viejo – El Goloso – Fuencarral – Madrid.

Fotografía aérea del sanatorio Villegas y del cementerio municipal de Hoyo de Manzanares. Prohibida su reproducción con fines comerciales. Elaboración propia a partir del original (Ejército del Aire. Centro Cartográfico y Fotográfico. ZONA: EN H-533. SERIE: 2ª AC. ROLLO: 056. FECHA: 23-05-1938. NEGATIVO: 2296. ESCALA: 1/19.000. HOJA: 533).

Por último, destacar que, al igual que otros municipios próximos al campo de batalla, Hoyo de Manzanares contó con dos hospitales de sangre dotados de equipos quirúrgicos. Esto significó que cientos de heridos consiguieron salvar allí su vida, mientras que decenas de ellos la perdieron en sus salas o durante el trayecto de llegada, ya fuera por la gravedad y extensión de sus heridas o por las extremas dificultades y retrasos sufridos en las evacuaciones desde la línea de fuego. Además de la documentación escrita encontrada en los archivos (Morales 2021), prueba de esto es también una foto aérea del casco urbano y el entorno cercano durante la guerra, en la que se aprecia con claridad la ampliación de la zona de enterramientos junto al cementerio municipal . La historia moderna de Hoyo de Manzanares tuvo sin duda uno de sus momentos más dramáticos en julio de 1937.

Bibliografía citada

Morales, Juan Antonio. 2021. Hoyo de Manzanares y la batalla de Brunete. Apuntes de El Ponderal 4: 77-83